CURSO DE ACTUALIZACIÓN MATRIMONIAL

TEMA I. El amor es paciente, sabe esperar

1. Documento de trabajo

Textos de la Exhortación Apostólica  Amoris laetitia, números: 91, 92, 116, 117

La paciencia de Dios es ejercicio de la misericordia con el pecador y manifiesta el verdadero poder



91. La primera expresión utilizada es makrothymei. La traducción no es simplemente que «todo lo soporta», porque esa idea está expresada al final del v. 7. El sentido se toma de la traducción griega del Antiguo Testamento, donde dice que Dios es «lento a la ira» ( Ex 34,6; Nm 14,18). Se muestra cuando la persona no se deja llevar por los impulsos y evita agredir. Es una cualidad del Dios de la Alianza que convoca a su imitación también dentro de la vida familiar. Los textos en los que Pablo usa este término se deben leer con el trasfondo del Libro de la Sabiduría (cf. 11,23; 12,2.15-18); al mismo tiempo que se alaba la moderación de Dios para dar espacio al arrepentimiento, se insiste en su poder que se manifiesta cuando actúa con misericordia. La paciencia de Dios es ejercicio de la misericordia con el pecador y manifiesta el verdadero poder.

El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad



92. Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos. El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva a reaccionar con agresividad. Si no cultivamos la paciencia, siempre tendremos excusas para responder con ira, y finalmente nos convertiremos en personas que no saben convivir, antisociales, incapaces de postergar los impulsos, y la familia se volverá un campo de batalla. Por eso, la Palabra de Dios nos exhorta: «Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad» ( Ef 4,31). Esta paciencia se afianza cuando reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es. No importa si es un estorbo para mí, si altera mis planes, si me molesta con su modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo que yo esperaba. El amor tiene siempre un sentido de profunda compasión que lleva a aceptar al otro como parte de este mundo, también cuando actúa de un modo diferente a lo que yo desearía.

Implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas



116. Panta elpízei: no desespera del futuro. Conectado con la palabra anterior, indica la espera de quien sabe que el otro puede cambiar. Siempre espera que sea posible una maduración, un sorpresivo brote de belleza, que las potencialidades más ocultas de su ser germinen algún día. No significa que todo vaya a cambiar en esta vida. Implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra.

Esa persona, con todas sus debilidades, está llamada a la plenitud del cielo. Allí, completamente transformada por la resurrección de Cristo, ya no existirán sus fragilidades.



117. Aquí se hace presente la esperanza en todo su sentido, porque incluye la certeza de una vida más allá de la muerte. Esa persona, con todas sus debilidades, está llamada a la plenitud del cielo. Allí, completamente transformada por la resurrección de Cristo, ya no existirán sus fragilidades, sus oscuridades ni sus patologías. Allí el verdadero ser de esa persona brillará con toda su potencia de bien y de hermosura. Eso también nos permite, en medio de las molestias de esta tierra, contemplar a esa persona con una mirada sobrenatural, a la luz de la esperanza, y esperar esa plenitud que un día recibirá en el Reino celestial, aunque ahora no sea visible.


2. Reflexiones sobre el texto

¿Qué es la paciencia? 

La paciencia es la virtud que consiste en soportar con alegría las adversidades que se presentan en nuestra vida.

Las adversidades pueden dar lugar a la tristeza, un sentimiento particularmente poderoso para oscurecer la mente.

La tristeza es un sentimiento peligroso, sobre todo porque oscurece nuestra mente para ver la realidad tal como es, con sus aspectos positivos y negativos. El que se deja llevar por este sentimiento solo ve los aspectos negativos; pero además los ve como algo que no tiene remedio y no se puede soportar por más tiempo.

Cuando en el matrimonio las cosas se ven así una y otra vez, es fácil caer en la tentación de tirar la toalla.

La paciencia nos ayuda a conservar la mente clara frente a la tristeza, de modo que nos hace soportar los males con buen ánimo.


a solas

• ¿En qué casos pierdo la paciencia?

• ¿Cuándo me puse triste la última vez? ¿Podría haberlo evitado?

• ¿Reconozco y valoro las cosas buenas de mi esposo/a? ¿se lo digo?


Lo que no es paciencia

  • La paciencia no es mera resignación ante los sufrimientos: implica paz y serenidad ante las dificultades, y esperanza en que el mal pasará.
  • La paciencia no debe confundirse con la actitud despreocupada y apática del que no se inquieta por nada.
  • Paciencia no es «dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos».
  • Paciencia no es aguantar todo sin decir nada, tragar... Un hombre o una mujer que piensen que lo pueden aguantar todo sin decir nada, porque así son muy buenos… terminan quemados, explotando el día menos pensado.

  • Hay que hablar las cosas, no dejar que los problemas se queden dentro y nos envenenen poco a poco el alma.
  • Hablar es necesario, pero hay que hacerlo bien y oportunamente.


 a solas

¿Cómo me comporto cuando pierdo la paciencia?

¿Pienso lo que voy a decir o dejo que la pasión hable en mi lugar?

¿Confío en el otro para decirle lo que pienso?


Las causas de la impaciencia



«El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva a reaccionar con agresividad».


1. Por una parte está la exigencia de algo que no podemos exigir: que las personas sean perfectas y las relaciones sean celestiales.

Algo obvio, pero que no siempre admitimos en la práctica: que no existe el matrimonio perfecto, el esposo perfecto, la esposa perfecta, los padres o suegros perfectos, los hijos perfectos. Nadie se ajusta a los parámetros de perfección que desearíamos.

Es necesario convencerse de que debemos vivir y convivir no solo con lo imperfecto, sino con personas de carne y hueso que son imperfectas, y lo serán siempre, nunca encajarán en esos parámetros que tenemos en nuestra cabeza y que deberíamos tirar cuanto antes a la papelera.

2. Por otra parte está el deseo de convertirnos en el centro y esperar que se cumpla la propia voluntad en todo.

El lugar que cada uno debe ocupar en el matrimonio no es el centro. En el centro está el otro. Uno está para servir, no para ser servido. Es una actitud de fondo muy importante, que tiene mucha relación con la virtud de la humildad (que veremos en otra sesión).


 a solas

¿Soy de esas personas que "no dejan pasar por alto ni una"?

¿Acepto a mi cónyuge como es, o como me gustaría que fuera?

¿Habitualmente "decidimos" lo que a mí me parece bien?


Las consecuencias de la impaciencia



«Si no cultivamos la paciencia, siempre tendremos excusas para responder con ira, y finalmente nos convertiremos en personas que no saben convivir, antisociales, incapaces de postergar los impulsos, y la familia se volverá un campo de batalla»

La impaciencia produce matrimonios que se enfadan y discuten con mucha frecuencia; relaciones tensas, porque se sabe que la chispa puede saltar en cualquier momento…


 a solas

¿Considero que hay aspectos de mi personalidad que no pueden cambiar "porque soy así" y me deben aceptar como soy?


¿Cuándo hay que vivir la paciencia?

Siempre que se presentan dificultades que tardan en superarse. Hay que tener paciencia cuando hay un problema económico, un problema familiar, una enfermedad… Aquí nos vamos a concentrar en la paciencia con los defectos propios y del cónyuge.


La paciencia con los defectos propios

Hay defectos (propios y ajenos) que no se superan nunca. Hay que tratar de hacer las paces con esos defectos cuanto antes. Y hay defectos que se pueden y se deben superar.

Cada uno tiene que plantearse esto: “El primero que tiene que mejorar o cambiar soy yo”.

Sin embargo, a pesar de nuestra lucha por superar nuestros defectos, puede suceder y sucede que no lo consigamos.

¿Qué hacer? No desanimarnos. No tirar la toalla. Pedir perdón, si es preciso, y seguir adelante con buen humor. Ya sabemos que somos poca cosa, y solo poco a poco y con la ayuda de Dios y los demás conseguiremos mejorar nuestro carácter moral.


Pedimos a los demás que tengan paciencia con nosotros; también nosotros debemos tener paciencia con ellos.


 a solas

¿Me desaliento cuando percibo lo difícil que es cambiar?

¿Qué es para mí lo prioritario: el esfuerzo o el resultado?


¿Cuándo hay que vivir la paciencia?

Siempre que se presentan dificultades que tardan en superarse. Hay que tener paciencia cuando hay un problema económico, un problema familiar, una enfermedad… Aquí nos vamos a concentrar en la paciencia con los defectos propios y del cónyuge.


La paciencia con los defectos del cóyuge

Si tenemos paciencia con nuestros defectos, también tendremos paciencia con los defectos del otro.

Lo importante no es que el otro tenga defectos. Lo importante es que el otro es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que lo amemos, lo cuidemos, y vayamos al cielo con él.


Precisamente porque el otro es mi esposo, mi esposa, debo hacerle sentir que no está solo ante sus defectos, que estamos para ayudarnos uno al otro en superarlos.

Una manera de ayudarse es hablar sobre los defectos de ambos.

Pero no es nada fácil. Porque nos humilla que el otro nos diga qué hacemos mal.

Quizá hay que comenzar por hablar de lo que nos gusta del otro. Darle las gracias por tantas cosas buenas. Pedirle perdón por lo que hayamos hecho mal.

Y después, hablar con delicadeza, en el momento oportuno, con serenidad, y con sentido del humor.

El punto de partida debe ser: "Te quiero como eres".


Los defectos no se superan con la ira

«Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad» (Ef 4,31). El mejor modo de que una persona cambie no es irritarse con ella, echarle en cara sus defectos cada dos por tres, reaccionar con amargura, con malos modos, con gestos de impaciencia…


 a solas

¿Pido perdón con frecuencia?

¿Agradezco los pequeños detalles de cariño?


El otro tiene derecho a vivir junto a mí, así como es



«Esta paciencia se afianza cuando reconozco que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí, así como es. No importa si es un estorbo para mí, si altera mis planes, si me molesta con su modo de ser o con sus ideas, si no es todo lo que yo esperaba».

Reconocer al otro como es. Quiero que el otro, mi esposo, mi esposa, sea, exista, viva a mi lado. Es un regalo para mí. Un regalo que no merezco. Y lo quiero como es. Y lo defiendo si alguien lo critica o ataca. Porque por encima de todo es mi marido, es mi mujer.

No se puede decir al otro: "No tengo por qué aguantarte".

El amor lleva a comprender al otro, a hacerse cargo de su modo de ser. A descubrir que muchas veces la causa de un defecto es ajena a la voluntad. Hay modos de ser que son fruto de la educación, de las heridas recibidas a lo largo de la vida y de otros factores. Y aquí estoy yo para curar. No para herir más.


 a solas

¿Permito que otros critiquen a mi esposo/a?

¿Lo/la critico yo delante de otros?


Paciencia es saber esperar

Las personas no cambiamos de la noche a la mañana. Mejorar es una labor que dura toda la vida. Dios tiene paciencia con nosotros, y por eso nos da una vida para que vayamos mejorando, madurando, amando más y mejor a Él y a los demás.

Tener paciencia es saber esperar a que las personas se den cuenta, luchen y mejoren. Saber esperar con serenidad, con una sonrisa, con buen humor. Y si detectamos algo que ha mejorado, lo celebramos.

Pensar que «quizá Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra».


Paciencia y sentido del humor

La paciencia y el sentido del humor: cuando hay amistad entre marido y mujer y los dos tienen sentido del humor, muchas situaciones que podrían terminar en enfado, terminan en una carcajada.


 a solas

¿Duran varios días mis enfados?

¿Cómo ayudas a tu esposo/a a superar un defecto?


¿Cómo se consigue la paciencia?

Es una virtud que, como todas, se consigue "con paciencia", luchando un día y otro, una vez y otra, cayendo y levantándose.

Pero hay que tener "motivos" para ser paciente.

El gran motivo: quiero al otro como es y quiero hacerlo feliz.

Vivir con el otro es una vocación que incluye ayudarle a mejorar como persona. Es una vocación que consiste en vivir con el cónyuge, para llegar al cielo con él.

Los sufrimientos tienen un sentido en el plan de Dios. Dios nos llama a ofrecerle nuestros sufrimientos para colaborar con Él en la salvación de todos los hombres. Es la vocación cristiana.


No podemos ser pacientes sin la ayuda de Dios. Sin la ayuda de Dios fracasamos en todas nuestras luchas. Tenemos que contar con nuestra debilidad y con su fuerza.


 a solas

¿Pido fortaleza a Dios, sabiendo que no me dejará luchar solo con mis fuerzas?

¿Ofrezco a Dios los vencimientos que requiere la convivencia, o los considero como simple lucha personal?



3. Preguntas para la sesión


Pregunta 1 

¿Qué sugieres para vivir mejor la paciencia con los defectos del otro?

Pregunta 2 

¿Qué motivos son los más importantes para ser pacientes?


Pregunta 3 

¿Cómo rectificar cuando no se ha vivido la paciencia?

Pregunta 4 

¿Cómo ayudarías a un matrimonio conocido en el que uno de los dos pierde fácilmente la paciencia?





4. Una historia


Meditación - 10 minutos con Jesús








5. Complementos para este tema


Los siguientes vídeos pueden ser útiles para comentarlos en la reunión y para la reflexión personal:

Prueba de Fuego es una película que trata de un joven bombero que, tras una valiente acción se convierte en un héroe para la ciudad, pasa sin embargo por una grave crisis matrimonial. Tuvo un sorprendente éxito de taquilla: con un presupuesto de medio millón de dólares, se puso en su primera semana en el 4º puesto de películas más vistas en USA y recaudó 6,5 millones.

(14/02/2018) Casi 160 parejas han celebrado de forma conjunta sus bodas de oro. Lo han hecho en una gala mágica en el Teatro Principal, donde se les ha hecho entrega de una pequeña escultura que simboliza su amor y reconoce todo el camino recorrido. Algunos de los asistentes han contado la clave para sumar 50 años juntos: el amor y la paciencia.

¿Hay cosas de tu pareja que te desesperan? ¿Tienes poca paciencia cuando comete errores? Escucha estos consejos de la terapeuta Mauren Morel.

La paciencia en el matrimonio puede llevar al "juntos para siempre"; Rubí, Anillo de compromiso programa de radio Buenos Dias.